Pasada la cuarta semana en el instituto, puedo realizar una afirmación firme, valga la redundancia, "tengo tanto, tanto, tanto que aprender". Este pensamiento no ha parado ni un momento en mi cabeza. Absorbo todo lo que veo y me da la sensación de que cuanto más veo, más aprendo, más me queda por ver y por aprender. Me lamenta, en cierto modo, que las prácticas duren sólo dos meses. Me gustaría quedarme en el instituto aprendiendo, trabajando, mejorando y arreglando todo lo que va mal.
Cuando empecé a estudiar Filología Hispánica era una adolescente más que comienza una carrera y se mete de lleno en el mundo universitario. Sin embargo, cuando iban pasando los años y las asignaturas fui dándome cuenta, o teniendo la sensación, de que con la literatura se puede cambiar el mundo. Parece una locura para algunos, pero sigo pensándolo.
Esta concepción me lleva a planificar mis clases atendiendo, en la medida de lo posible, al aspecto "práctico" que puede tener la literatura. Una y otra vez le doy vueltas: ¿y si los alumnos me preguntan para qué sirve lo que les explico? Sí, puedo decirles que gracias a la literatura la vida, el mundo, las relaciones personales se ven diferentes. También puedo preguntarles: ¿Para qué sirve un atardecer? Para lo mismo sirve la literatura, la poesía de Pablo Neruda, por ejemplo.
Cuando tenía 15 años, como los alumnos de cuarto ESO a los que voy a impartirles clases, no apreciaba tantísimo la literatura. Ahora sí. Este sentimiento me da esperanzas. Por ello confío en que todos y todas mis alumnos y alumnas comprendan, tarde o temprano, cuánta utilidad hay detrás del acto de leerse un libro, interesarse por la vida de un autor, de una generación, ir al teatro... Tarde o temprano lo harán.
Sigo inmersa en la preparación de mis clases mientras conozco la clase, a los alumnos. Pero no juzgo. Si algo he aprendido es que detrás de cada alumno/a hay una historia, una historia que no se cuenta a través de un comportamiento determinado en clase. Es muy importante saber esto. Para llamar la atención de ellos estoy preparando una presentación con mucho color y muchos esquemas conceptuales.
Esta semana, también, hemos aprendido todo lo relacionado con la coordinación de secundaria; los diferentes programas que tienen, cómo se organiza el centro a la hora de tomar una decisión con respecto a alumnos con ACI o ACIS. También hemos sabido el gran interés que posee nuestro instituto por que sus alumnos consigan el graduado escolar y que no queden excluidos. Un apunte interesante que nos contó la coordinadora es que como plan de fomento a la lectura, los alumnos leen en hora de tutoría. Le dedican un rato a leer. Asimismo, se nos proporcionó artículos y enlaces de interés para aumentar nuestro conocimiento en cuanto a la innovación y formación se refiere. Y, por último, nos enseñaron una palabra nueva: "Pachacucha". Es una palabra china que tiene que ver directamente con la ACTITUD DEL DOCENTE. En varias ocasiones el clima en la clase se manifiesta en el éxito académico.
En conclusión, con respecto a esta última frase, estoy muy de acuerdo con que el ambiente en la clase es un factor muy importante en la consecución de tareas y en la obtención de éxitos. Tener buen "rollo" sin excederse es un reto difícil pero importante.
¡Hasta la próxima!
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