Uno de los géneros literarios más importantes de la
literatura del siglo XVIII es LA POESÍA DIDÁCTICA. Las dos grandes figuras del
género fueron Félix María de Samaniego y Tomás de Iriarte. En la anterior entrada publicamos la fábula de "La
cigarra y la hormiga" de Félix María de Samaniego. Vamos a explicar con este ejemplo la función y el objetivo
de la fábula:
Cantando la cigarra
pasó el verano entero,
sin hacer provisiones
allá para el invierno.
Los fríos la obligaron
a guardar el silencio
y acogerse al abrigo
de su estrecho aposento.
Vióse desproveída
del precioso sustento,
sin moscas, sin gusanos,
sin trigo y sin centeno.
El comienzo de la historia nos cuenta cómo la cigarra
disfruto todo el verano sin pensar en que, al llegar el invierno, necesitaría
provisiones para alimentarse ya que no podría salir a buscar su propio alimento
por culpa de las bajas temperaturas. Y así fue cómo la cigarra al llegar el
invierno se vio sin alimento. Por lo tanto, no le quedó más remedio que pedirle
prestado alimento a la hormiga, la cual se pasó todo el verano trabajando para
estar proveída de alimento en invierno.
Habitaba la hormiga
allí tabique en medio,
y con mil expresiones
de atención y respeto
le dijo: “Doña Hormiga,
pues que en vuestros graneros
sobran las provisiones
para vuestro alimento,
prestad alguna cosa
con que viva este invierno
esta triste cigarra
que, alegre en otro tiempo,
nunca conoció el daño,
nunca supo temerlo.
No dudéis en prestarme,
que fielmente prometo
pagaros con ganancias
por el nombre que tengo.”
Pese a sus súplicas, la hormiga no accedió al pedimento:
La codiciosa hormiga
respondió con denuedo.
ocultando a la espalda
las llaves del granero:
“¡Yo prestar lo que gano
con un trabajo inmenso!
Dime, pues, holgazana:
¿Que has hecho en el buen tiempo?”
“Yo -dijo la cigarra-.
A todo pasajero
cantaba alegremente,
sin cesar ni un momento.
¡Hola! ¿Con que cantabas
cuando yo andaba al remo?
¡Pues ahora que yo como,
baila, pese a tu cuerpo!
La hormiga no le dio alimento a la cigarra. La hormiga
argumentó que mientras la cigarra cantaba, ella trabajaba, y que por esa razón
no iba a darle alimento.
Por lo tanto, como podemos ver, esta fábula no simplemente
tiene un valor poético, sino que nos deja una clara moraleja. No podemos pasar
todo nuestro tiempo sin hacer nada, debemos ser precavidos y fijarnos en las
consecuencias que pueden acarrear nuestros actos. Asimismo, debemos trabajar
para conseguir lo que queremos y lo que necesitamos.
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